jueves, 20 de febrero de 2020

Paradoja

 Dicen que los trenes nunca pasan dos veces, que cuando se cierra una puerta una ventana se abrirá.
 
 Que los cuentos, sueños son, que si las miradas matasen habría lista de espera en el purgatorio.
 
 Que cada siete segundos una pareja de todo el mundo acaba, que los actos se valoran más que las palabras.
 
 Que los supuestos regresos nunca salen como uno quiere y que la frase 'si te vas, no vuelvas' me persigue.
 
 Que escucho esa canción y me obliga cada vez a recordarte, que me hundo, sí, me hundo con tus palabras. Este valiente corazón se está pegando una sobredosis de cobardía, y que menos, que darle la razón a mi intuición.
 
 Odio las despedidas montadas en silencios, las miradas que desprecian, y sobre todo, me odio a mí misma por estar así, sobre una cuerda floja a punto de caer. Y me dicen que no llore, que no merece la pena, y empiezo a darles la razón.
 
 Que si me rindo, soy yo la que sufre, y hoy me he cansado de eso.










~ Off / Out ~ 


 Cuando abrí los ojos me vi en el mismo abismo, frente a ese espejo de marco inglés dorado. El mismo que tras de él solo escondía un principio de rocosos riscos envenenados de verdad e irá...
  Me dislumbré en los mismo ojos, en el mismo rostro, con almas divididas de sollozos y odio.
  Me levante mientras aquel frágil cristal se desquebrajaba en pedazos bajo mis pies. Notaba el sonido chirriante mientras me incorporaba lenta, cauta, mientras una parte de mi quería caer… Caer en el olvido, caer en aquel abismo de peñascos y remordimientos. Aquel que era sinónimo de mi conciencia insomne.

 ¿Que determina la actitud? Las ganas.

  Ser consciente de como mi prioridad siempre, no había sido yo, pero me creo lo que otros me enseñaron, ser la opción final, la que no eliges, la que por pasar, has pasado y sin querer te topaste con ella.
  No se pueden arreglar las malas costumbres,  no puedes arreglar lo que empezó como algo roto, rota por dentro y por fuera. Rota sin ser más que cúmulos de sueños rotos.

 Presumís… Todos, de la empatía, del entendimiento y la cobardía de la paciencia. De la sinceridad a medias.
 Cuando a cada paso, nadie cogió mi mano. Nadie salvo mi alma.
  Y a pesar de mi esperanza vacía siempre espere... esa mano que dijera “te tengo, te levanto, te sostengo”, y a pesar de la decepción y sabiendo como acabara, tirada en aquel risco de caliza, donde siempre me vislumbro desmembrada...
  Tu no perdiste la oportunidad de darme esa ilusión sin sentido. Y sigo teniendo el mismo sueño en el que me levanto en aquel cristal de doble imagen en el que a vista de ángel yo no veo nada más que mi reflejo y... en el lado opuesto el vacío.

 Solo un día soñé que lloraba al verme colgando sujeta en aquel odioso marcó que aborrecía.
  Todos miraban a sus espaldas y sus manos llenas...
 
   Y gritar como forma de respirar. Como un mal consejo y como la falta de moral. Gritar, como señal de esfuerzo, como la rabia que llevo dentro…

  Y sigo construyendo muros de ladrillos con lágrimas amargas, para proteger mis pedazos, los restos de eso que llaman ánima. Y se resguardan entre fotos viejas y recuerdos que casi queman de dolor. Junto a aquellos pendientes, junto a aquella canción… Tan escondidos. Que se me olvidó tararear  y cuando suena la letra, ya me es desconocida.

  Y ahora cuanto más hundo mi caja fuerte mas indiferente me resulta todo. 
  Ya perdió nitidez. 
  Te veo como al grupo, como a la mayoría, asique aunque siga siendo tu segunda opción y lo que toque un día como hoy...

Me es igual. Y eso, es lo más preocupante.

~Siempre se me dio demasiado bien fingir~